¿Qué es eso? ¿Mi móvil? Uff… que pereza, pero algo me dice que es importante.
-
¿Si?
-
¿Hablo con Sara? ¿Es usted la detective?
-
Sí soy yo, ¿ocurre algo?
-
Verá, soy el alcalde de Ávila. Ha ocurrido
algo horrible. Las reliquias…
Antes de que acabara la frase miré twitter y todo el
mundo lo sabía. Habían robado las reliquias.
Alguien ha robado las reliquias
de Santa Teresa, lo sé. Enseguida salgo para ahí, espéreme.
Salí en la espesura de la
noche. Sabía que esto no sería un caso fácil pero no podía rendirme. Había
resuelto robos, crímenes, asesinatos de guerra, secuestros,… Por una vez no
había muertos o, ¿sí?
-
¿Puedo pasar?
-
Sí, por supuesto, adelante, pase.
-
Cuénteme que ha pasado.
-
Pues que de repente los guardianes de las
reliquias se dieron cuenta de que ya no estaban. No hay reliquias de la santa
en ningún sitio ni en Alba, ni en Roma, ni en San Lucas,… Es un desastre,
encima la gente de Ávila pide mi cabeza. El papa vendrá en Marzo para el V
centenario de una Santa cuyas reliquias no están. Es un desastre.
-
No se preocupe, yo le ayudaré. Resolveré el
caso.
-
Por eso le he llamado,
no sabía a quién acudir.
-
Pues ha acudido usted a la persona adecuada.
Cogeré al ladrón, pero voy a necesitar toda su ayuda. - Primero reúna a todos
los sospechosos del robo. ¿Quiénes cree que pueden ser?
-
Pues los principales, el director de los museos
vaticanos, el padre general de los Carmelitas, la Priora de la Encarnación, la
de San José y la de Alba. Aparte de la Duquesa y el líder de la secta
milenarista.
-
Tráigalos y hablaré con ellos.
Fue un interrogatorio largo.
La duquesa no pudo acudir y el resto dijeron lo que me esperaba. Las Prioras
que estaban en el convento y el resto en sus aposentos y casas. En fin, ¿por
dónde empezar? Voy a empezar por el lugar donde se dieron cuenta primero de la
pérdida. En Alba.
-
¿Sí?
-
Soy Sara, hablé con su Priora pero me
gustaría hablar con la monja que está más cerca de las reliquias que aquí
guardan. ¿Quién es?
-
Es Sor Elena. Le diré que salga. Pase.
-
¿Sor Elena?
-
Sí, ¿qquuuee qqquieere?
-
Sor Elena, ¿está bien?
-
Sssíii, sigamos.
-
¿Cómo se dio cuenta de que faltaban las
reliquias?
-
Pues yo siempre voy a rezar antes de dormir
donde las reliquias. La Priora me deja las llaves y…
-
¿Cómo que las llaves? Aquí solo hay tres.
-
No, ahora están aquí seis, y las tres
restantes a veces las tenemos con la celebración del V centenario. La duquesa
debido a sus problemas de salud como viene, nos las deja.
-
Pero... ¿y el confesor?
-
Se las deja a la priora porque tienen una
estrecha relación.
-
¿Y la Priora solo se las deja a usted?
-
Sí, verá yo soy su sobrina.
-
Vale muchas gracias Sor Elena, vaya a dormir,
por hoy hemos acabado.
-
Adiós, que Dios la bendiga.
Las llaves juntas, ¿qué es
esto? Sé que muchas veces todas las llaves están aquí por lo que la Priora
tiene muchas posibilidades de ser la ladrona. Ahora voy a ver al confesor.
-
Hola, ¿es usted el confesor de las monjas
carmelitas de Alba? Soy Sara la detective y quería hablar con usted por lo de
las reliquias.
-
Sí, voy.
-
Buenas noches, perdone por molestarle pero
tengo que hacerle unas preguntas.
-
Dígame.
-
Sé lo de las llaves. Sabe que no ético,
¿verdad?
-
No sé a qué se refiere.
-
Dígame lo que sabe.
-
Confío en ella. Nosotros no hemos sido y
váyase por favor.
-
No me voy, contésteme. ¿Desde cuándo le deja
las llaves?
-
¡Váyase!
-
¡Dígamelo!
-
Desde hace unos cuantos meses... Buenas
Noches
Está claro que este hombre no
puede ser inocente pero le mantendré vigilado.
-
¿Sí?
-
¿Es usted Sara?
-
Sí, ¿y usted?
-
No puedo decírselo es peligroso, reunámonos
en la plaza a las seis y media.
-
A las seis media…
¿Quién es?
Investigué los alrededores de la Duquesa, las
monjas no tienen la clave. Va más allá... Puede incluso que sea una cuestión
política o diplomática.
Se fue en la oscuridad. Y
ahora de dónde había salido este. En fin, esto se pone más difícil. Hablaré con
Alfonso.
-
-Don Alfonso, soy Sara, una detective contratada para el tema
de las reliquias. ¿Podría ver a la Duquesa?
O sus últimas cartas, correos,… Es de vital importancia.
-
Sí, iré a ver cómo está pero le advierto que
esto la tiene muy afectada.
-
Ahí estaba yo en el Palacio de Dueñas. Pensé que
esto jamás pasaría.
-
Pase, la está esperando.
-
Hola señora duquesa, soy la detective de las
reliquias. Necesito saber todo lo que conozca sobre las reliquias, las llaves,
todo. Tienen que aparecer.
-
Confíe en las siervas del señor. Ellas no han
hecho nada. Yo confío. Confíe en la Iglesia señorita.
-
¿Y del confesor... qué me dice? ¿Confío en su
inocencia?
-
¿Duquesa, duquesa? ¡AYUDA!, ¡AYUDA!, la
duquesa...
Y ahí estaba yo, en el funeral
de la Duquesa tras haber presenciado su muerte, pero debía seguir. Necesito ver
la habitación de la Duquesa, quizá ahí encuentre pistas o algo que me ayude a
continuar con esta locura.
-
Don Alfonso, sé que no es el mejor momento
pero, ¿podría ver la habitación de su esposa? Necesito pistas.
-
Pase por favor, a ella le hubiera gustado.
Encuentre al culpable por ella.
No hay nada, solo ropa cara y
joyas exuberantes. Nada, riqueza. Y su cama… es más grande que todo mi salón.
¿Pasará algo si la pruebo? Ahhh, esto es vida. Uy, ¿y esto? Es una carta del
líder de la secta:
YO LAS CUIDARÉ SEÑORA LO JURO.
¿Qué es esto? Tengo que hablar
con el líder de la secta, ahora él es el principal sospechoso.
-
¿Podría hablar con su líder?
-
Sí, ahora mismo.
-
Hola, soy Sara la detective del caso de las
reliquias. ¿Habló usted recientemente con la Duquesa?
-
No, y estoy bastante afectado por ello. Ojalá
no se hubiera ido aún.
-
Y, ¿con el confesor?
-
Tampoco, hace tiempo que estoy en nuestro
hotel por temas de trabajo.
-
Muchas gracias.
MIENTE. Vi la carta. Él y el
confesor, pero Sor Elena y la Priora, ¿qué tienen que ver en todo esto? Llamaré
ahora mismo al convento para hablar con Sor Elena. Sé que ella es la clave.
-
Sor Elena, soy Sara
-
Perdone pero Sor Elena ya no vive aquí, ha
dejado el Convento antes de su ordenación.
-
¿Qué? ¿Cuándo?
-
Esta mañana.
-
¿Y a dónde ha ido?
-
A África de misionera a ayudar y predicar.
Sin Sor
Elena estaba perdida.
-
¿Sara?
-
Sí, dígame.
-
Sor Elena dejó una carta para usted.
-
Envíemela por favor. Muchas gracias.
Querida Sara:
He dejado el Convento porque
no estoy a gusto. He mentido. Todo era mentira, bueno todo no. Mi tía me obligó
a hacerlo así que he ido a África a purgar mis pecados. Lo que buscas está bajo
mi cama, todas las reliquias. Mi tía y el confesor engañaron a todo el mundo
para conseguirlas. Ellos son los culpables. Espero que algún día podamos volver
a vernos.
Hasta siempre y que Dios te
bendiga.
-
¡Vamos, entren, rápido!
-
¿Qué hacen entrando así en mi Convento?
-
Queda detenida por robo y estafa.
-
Sabemos todo Priora y también lo de su
confesor. Ambos pasaréis muchos años entre rejas por esto.
-
Pero, ¿cómo?
-
Con la ayuda de un ángel y créame que no
desvarío.
Y así fue
como devolvimos todo a su sitio. Era un plan maestro, pero no contaron con la
buena fe de una persona. Estoy tremendamente segura de que Santa
Teresa velará por Sor Elena en África.
Sara Fernández Álvarez
Sara Fernández Álvarez
Hola Sara!
ResponderEliminarTu relato esta muy bien, me gusta mucho como introduces cosas tan actuales como twitter, además como descubres a la sospechosa esta genial!
Hola
ResponderEliminarQue bonito relato Sara, mantien la incertidumbre hasta el final y me ha sorprendido mucho el resultado final.
¡Hola Sara, me encanta tu relato!
ResponderEliminarSinceramente has hecho un buen trabajo, tu relato está muy bien escrito y redactado. Sigue así, además de la originalidad de tu texto, este es muy entretenido.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Sara, somos Melanie y Leticia. Nos ha gustado mucho tu relato, desde el principio nos ha intrigado. Está muy bien redactado y muy original la forma de relatar quién ha robado las reliquias. Un saludo, y esperamos que ganes este concurso.
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