Cuelgo el teléfono aún medio dormido pero mi
cerebro ya está trabajando y pensando los primeros pasos que debo de dar para
resolver un caso que podría ser el más importante de mi carrera como detective.
Todas las reliquias de Santa Teresa de Jesús han
sido robadas y únicamente faltaría comprobar si también lo fueron los restos
del cuerpo que hay en el sepulcro de la Santa en Alba de Tormes y del que se
necesitan nueve llaves para su apertura.
Mis primeras gestiones son comprobar el
interior del sepulcro y para ello he de lograr que todos los propietarios de
las llaves accedan a su apertura.
Me doy una ducha rápida y trato de desayunar
algo, pero mi cabeza ya está pensando en mi viaje a Roma, necesito entrevistar
al Superior General de la Orden General de los Carmelitas descalzos, Padre
Saverio Cannistrá del Sagrado Corazón y también al Director de los Museos
Vaticanos, Antonio Paolucci.
Tras muchas trabas burocráticas logro entrevistarme
con el Padre Saverio y el mismo como yo ya sabía, siempre ha querido que el
cuerpo de la Santa no se halle desmembrado por todo el mundo, pero me asegura
no tener ninguna relación con los hechos y para demostrar su buena fe y
colaboración me entrega las tres llaves que obran en su poder del sepulcro.
De mi entrevista con el director de los
Museos Vaticanos, Sr. Paolucci, de donde fueron robadas dos de las reliquias,
saco la conclusión que la persona que está detrás de todo es poderosísima ya
que es casi imposible robar nada de dichos museos ya que sus medidas de
seguridad son altamente sofisticadas,
además de las constante vigilancia de la Guardia Suiza.
Durante mi estancia en el Vaticano, conozco a
Monseñor Narciso, encargado de la organización de la próxima visita del Santo
Padre a Ávila y Alba De Tormes y me impresiona ver a una persona continuamente
pendiente de su teléfono, dando continuas instrucciones a hombres, que por mi
profesión deduje rápidamente que eran de los servicios secretos. Traté de
hacerle alguna pregunta relacionada con el caso, pero su mirada de desconfianza
y sus evasivas me dieron a entender que
no obtendría nada de aquel hombre, era evidente que ocultaba algo, algo muy
importante.
Tras recabar información sobre los robos del
resto de reliquias en todo el mundo y comprobar que en ninguno de los casos se
violentaron los accesos a los lugares donde estos se hallaban, me reafirmo en
el hecho de que la persona que está detrás de todo es muy poderosa y dispone de
personas y recursos ilimitados.
A mi regreso a España viajo a Ávila y Alba de
Tormes, me entrevisto con las Prioras de los conventos pudiendo ver a tres religiosas
totalmente abatidas por el robo de sus reliquias e incapaces de haber organizado y coordinado los robos de
todas las demás reliquias.
A las tres les pregunto si se percataron de
la presencia de personas que les resultaran extrañas en los días previos a la
falta de las reliquias y todas coinciden en referir la presencia de unos
jóvenes de acento italiano que estaban muy interesados en ver las reliquias.
La Priora del Convento de Alba de Tormes se
muestra dispuesta a aportar sus tres llaves para la apertura del sepulcro.
Antes de viajar a Sevilla para entrevistar al
Duque de Alba, me alojo en el Hotel
Cuatro Postes con la intención de conocer más de cerca la secta que al
parecer lo usa de sede central, pero lo único que descubro es que sirven unos
chuletones de Ávila regados con vino de la tierra, Toros de Guisando, que me
reconfortan el cuerpo y el alma.
Llego a Sevilla y el Duque de Alba, D.
Carlos, tras el fallecimiento de su madre, Dña. Cayetana, me recibe y también
se muestra colaborador para tratar de
esclarecer los hechos y manifiesta su disponibilidad a facilitar las llaves que
poseen del sepulcro.
Abandono Sevilla con la confirmación de un
dato que es coincidente en todos los poseedores de las llaves y es que sobre
las mismas ninguno tenía medidas de
seguridad y únicamente comprobaron que estaban en los lugares donde las
guardaban cuando tuvieron noticias de los robos de las reliquias, por lo que es
muy fácil que alguien hubiera tenido acceso a las llaves y luego las hubiera
puesto de nuevo en su lugar.
Llega el momento de volver a Salamanca y más
concretamente a Alba de Tormes y abrir el sepulcro de Santa Teresa de Jesús
para comprobar si también los últimos restos de la Santa habían sido robados.
Son las once de la mañana de un día frio en
la Iglesia de la Anunciación de Alba de
Tormes y allí estamos, La Priora, un representante del Duque de Alba y yo
mismo, todos con las llaves del
sepulcro.
Introducimos las llaves, y las giramos,
levanto la tapa con la ayuda del representante de la Casa de Alba y se oye un
golpe seco contra el suelo…, la Priora se acaba de desmayar.
En el sepulcro está el cuerpo completo de la
Santa, reconstruido con todas las reliquias que estaban desaparecidas.
Para mí no fue tanta
sorpresa, pues todo el despliegue de medios y personas para llevar a cabo una
operación tan difícil y complicada necesitaba una organización y una
sincronización que solo podría tener un último responsable y la respuesta la da
la siguiente pregunta:
¿Quién desearía oficiar la eucaristía en una
iglesia en cuyo altar mayor estuviera el cuerpo completo de Santa Teresa de
Jesús?, evidentemente su Santidad el PAPA FRANCISCO.
SERGIO HERRERO GALLEGO
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