Estábamos descansando después de
nuestro último trabajo que nos había llevado por toda Europa. Habíamos planeado
tomarnos unas pequeñas vacaciones, cuando de repente el teléfono vino a dar al
traste con nuestros planes.
Nos
reclamaban para encontrar las reliquias de Santa Teresa.
Decidimos comenzar nuestra
investigación hablando con la
Duquesa de Alba, debido a que ella es la custodia de tres de
las llaves del tesoro.
Descubrimos que la Duquesa estaba en Lisboa. Fuimos a su mansión y ella
se asusto al ver que éramos detectives. Entonces empezaron nuestras sospechas sobre su posible culpabilidad.
Después de interrogarla nos fuimos insatisfechos, ya que, nos dijo que ya no
tenía las tres llaves, que se las habían robado.
Partimos rumbo a Roma para visitar al Superior general
de la Orden de
los carmelitas descalzos, que tenía otras tres llaves. Le preguntamos por éstas
y él dijo que no las tenía. El robo era mas grave de lo que nos habían dicho,
no solo faltaban las reliquias si no que también faltaban las llaves. Sabíamos
que el pie derecho y parte de la mandíbula debían estar allí, pero no pudimos
encontrarlos, ni siquiera inspeccionar la urna donde debían encontrarse
custodiadas. La falta de las llaves no nos permitía el acceso.
Nuestro siguiente destino era
Ronda (Málaga). Donde se encontraban 2
reliquias, el ojo izquierdo y la mano derecha de la Santa. La pregunta era
¿Dónde estaban? Pero las localizamos en seguida, estaban en la Iglesia de Merced y allí
nos fuimos. Pudimos ver que las reliquias seguían en su sitio.
Una vez acabada nuestra investigación
en tierras malagueñas, preparamos nuestros pasaportes y nos encaminamos a la
capital de Francia para visitar la
Iglesia de Nuestra Señora de Loreto donde se encontraba un
dedo. En París comprobamos que la falange seguía en su sitio.
Cuando acabamos en Francia fuimos
rumbo a Sanlúcar de Barrameda. Una vez
en el convento, le preguntamos a un monje que si estaban por allí las reliquias
y él nos dijo en voz baja que sí.
Solo nos faltaba un lugar, Bélgica.
Primero nos dirigimos a Gent y luego a Anterpewen y en ninguno de los 2 sitios encontramos
nada.
Tras tanto tiempo viajando y viajando
nos quedamos en un precioso hotel de Gent, necesitábamos descansar y aclarar
nuestras ideas. La investigación había dado como resultado que además de las
reliquias custodiadas en Roma y Bélgica tampoco las llaves se hallaban en poder
de aquellos que estaban encargados de custodiarlas. Cansados nos fuimos a
dormir. Nos despertamos por la mañana y
después de desayunar a Pablo le entró antojo por leer el periódico y fue a
comprarlo.
Estábamos
los tres tranquilos cuando de repente:
-¡Bien!
Hemos cerrado el caso. La
Duquesa de Alba ha muerto.-Dijo Pablo.
-¿Y
porque hemos cerrado el caso?- Se preguntó Miguel.
-Aquí
pone que la policía ha encontrado las llaves y los restos.-Leyó Pablo.
Al
cerrar el caso preparamos una gran barbacoa
a la que acudió mucha gente. Para ello, pusimos varios carteles en los
que decía:
-Hemos
cerrado el caso de las reliquias de Santa Teresa y lo celebramos con una
barbacoa en el convento de Alba de Tormes con permiso de su Priora.
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