Eran las 6 de la
mañana, se estaba yendo un cliente, y de repente sonó el teléfono, era la
guardia suiza del Vaticano, me avisaban de que se habían robado las reliquias
de Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes, Roma, Bruselas y París. Me quedé sorprendido, ya que algo tan
serio e importante no me lo habrían contado a mí. Me dijeron que necesitaban mi
ayuda y que me reuniera con ellos en el palacio de Liria a la mayor brevedad.
Cuando fui al palacio me recibió la duquesa Cayetana y sus hijos Eugenia,
Cayetano y Carlos, el heredero. Me comunicaron que tendría que visitar con
ellos el convento en el que hay reliquias de la santa y comprobar si seguían
allí después de reunir las llaves. Al día siguiente partieron a Roma la duquesa
y él. Hablaron con el Superior general de la Orden de los Carmelitas descalzos,
él no se las dio, por lo que pensaron que podría haber sido él, pero no
contaron la noticia, por la noche le cogieron las llaves, las hicieron copias y
las dejaron donde estaban, al día siguiente volvimos a Madrid y le pedimos la
llave al Rey de España, Felipe VI, él nos la dio encantado. Y fuimos al
convento de Alba, y abrimos la tumba, en la que no estaban los restos, pero si
un túnel.
Nos quedamos sorprendidos y
llamamos a la policía, para que explorarán el túnel. Llegué con ellos al final
del túnel y aparecimos en una sala llena de lujos. Salimos fuera de la
habitación y nos encontramos con algunos monjes, que pertenecían a la secta
milenaria "Cuatro postes". Nos contaron que en esa habitación no
vivía nadie y que era una habitación de invitados. Pero que no la habitaba
nadie desde hace 1 año. Nos reunimos con el líder de la secta, él dijo que
desconocía la existencia de ese túnel. Sabíamos perfectamente que mentía, ya teníamos
la primera pieza del puzzle y faltaban las demás. Durante los siguientes días
hablamos con Ramón, estuvo en la secta hace menos de 6 meses. Nos contó que
tenían malas relaciones con importantes personas dentro de la Iglesia Católica
como el director de los museos vaticanos y varias prioras de conventos como el
de Alba de Tormes. Nos estábamos confiando demasiado, creíamos que era él antes
de asegurarnos. Todos recelábamos de él, pero era muy poderoso y nadie quería
arriesgarse. Llamamos al director de los museos vaticanos, para que nos
aclarara porque mucha gente tenía una mala relación con el líder de la secta y
nos explicó: que se la tenía jurada a muchas personas dentro de la Iglesia
debido a que su persona de referencia era Lutero y le expuso al papa Benedicto
XVI hace 5 años, 95 tesis contra la Iglesia Católica. Pidiendo la apertura a
una nueva rama del cristianismo, la que se le negó. Entonces empezó a predicar
unas ideas muy diferentes a la cristiandad, por lo que no era una rama del
cristianismo sino una religión pagana. Sabia que si robaba la reliquias de
Santa Teresa, haría sufrir a los cristianos. Acto seguido nos fuimos.
Al día siguiente nos llamó, porque se le había olvidado contarnos una
cosa muy importante, era amigo del Superior general de la Orden de los
Carmelitas descalzos. Que también era muy poderoso y quería las reliquias por
lo que las podía haber robado o haber sido cómplice del robo.
Cayetana llamó a unos químicos para que analizarán las huellas
dactilares que había en el armario de la habitación de la secta. Una semana
después tenía los resultados de la prueba y eran del líder de la secta. Era una
prueba, pero no era suficiente. Nos colamos en la Secta para buscar documentos
sobre algún tratado o pacto con el Superior general de la Orden de los
Carmelitas descalzos, y encontramos un sobre en el que ponía de Anselmo, que
era el Superior general de la Orden de los Carmelitas descalzos, y dentro había
un sobre con un cheque de 500.000 euros. Pensamos que era el pago por robar la
reliquias y entregárselas. Entonces encontramos una dirección, que cambiaría el
rumbo de toda la investigación, había una en Burgos en la que supuestamente
estaban escondidas las reliquias de Santa Teresa.
Fuimos inmediatamente para esa supuesta casa, cuando la vi pensé que era
digna de un rey, ya que era alta y grande, y parecía que tenía unos cuantos de
cientos de años. Preguntamos de quién era, y no nos sorprendimos al saber la
respuesta, era propiedad de la Orden de los Carmelitas descalzos. Entramos
dentro y todo parecía en orden, la casa no estaba habitada. Ya estábamos a
punto de irnos, pero me caí sobre una columna, y se movió, de repente apareció
de la nada un túnel subterráneo. Bajamos a toda prisa, y allí estaban, todos
los restos mortales de Santa Teresa de Jesús. Ya habíamos desentrañado el
misterio de la localización de las reliquias.
Unos días después,
hable con Cayetana, y la explique que habíamos descubierto donde estaban
escondidas, pero no a los ladrones.
Teníamos las pruebas suficientes para llevarles a juicio y que fueran
condenados. Y así hicimos, llamamos a su abogado y en un día ya teníamos
redactada la demanda. Y fuimos a la policía que nos había acompañado para
denunciarles.
Cuando ya faltaban unos pocos días para el quinto centenario de la
santa, todas las reliquias estaban devueltas a sus correspondiente lugares. El
Superior General de la Orden de los Carmelitas descalzos, se había quedado sin
las suyas, por el robo y encima había sido condenado a 10 años de cárcel juntó
a líder de la secta, ellos eran los organizadores, sin embargo ellos nunca
delataron a los ladrones.
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