Caso Nº 424: El Robo
de las reliquias de Santa Teresa de Ávila
Alicante 27 de Noviembre del
2014
8:30
a.m
Soy
el detective de policía Jesús. Me acaban de asignar
un caso de robo un tanto peculiar, se trata de las reliquias de Santa Teresa de
Ávila. Han sido sustraídas de todos los países en los que estaban custodiadas.
Lo más curioso es que todos los robos se produjeron el mismo día, cosa que es
un tanto difícil si pensamos que solo puede haber sido una persona. El
cuerpo de la Santa se encuentra en un
sepulcro en el Convento de Alba de Tormes.
Sólo
se puede abrir con diez llaves que poseen distintas personas y están dispersadas a lo
largo de toda la geografía. Las necesito
para saber si el cuerpo también lo han robado. Tres de las llaves las
tiene el Superior de la Orden los Carmelitas Descalzos, otras tres las tiene la
Priora del Convento de Alba de Tormes,
tres más la Duquesa de Alba y la
última llave la tiene el Rey de España Felipe VI.
Esta
es la lista de sospechosos que me han enviado
para interrogar: El Superior de la Orden de los
Carmelitas descalzos, el Director de los Museos Vaticanos, la
Priora del Convento de la Encarnación, la Priora del Convento de San José, la
Priora del Convento de Alba de Tormes y el líder de la secta milenarista.
Alicante 2 de Diciembre del 2014
12:09 p.m
Lo
primero que el teniente de la comisaria de Alicante me ha pedido es ir en busca
de las llaves. Así que estoy en camino hacia el Palacio de la
Zarzuela para hablarle del caso al Rey y pedir su colaboración. Después de escucharme atentamente, nos a dado
la llave. Lo siguiente será ponerme en
camino hacia el palacio de Liria en Sevilla donde se encuentra la Duquesa.
Ya hemos llegado a Sevilla. Le cuento lo sucedido a la Duquesa y
amablemente me ofrece sus tres llaves. Al día siguiente me
espera otro viaje por la geografía española. Me pongo en marcha a las 7:00 a.m
hacia el convento de Alba de Tormes, en Salamanca, para hablar con la Priora,
que tiene en sus manos otras tres llaves.
Alicante 9 de Diciembre del
2014
12:03 p.m
Tan
sólo un día después de haber conseguido las siete llaves, tendría que dirigirme
a Italia en busca de las restantes. Me asignaron un compañero nuevo
que venia desde Murcia, el cual había visto alguna que otra vez en las
oficinas cuando yo trabajaba allí.
En
el avión me limite a guardar silencio. A mi parecer me
resultaba bastante confortable, ya que recordaba que mi antiguo compañero era
bastante charlatán. Él se veía un poco incomodo e intentaba sacar temas de
conversación. Para no incomodarle llamé a la azafata y le pedí una almohada
para dormir.
Al
llegar a Roma fuimos a la comisaria
central donde nos estaban esperando. Cogimos un coche y fuimos hacia donde se
encuentra el Superior de la Orden de los
Carmelitas Descalzos. Lo encontramos un tanto nervioso y con la mirada fría.
Como si nuestra presencia le incomodara. Nos acompañaba un policía de
la zona que hablaba castellano, por lo que no tuvimos dificultad para hacernos
entender.
El
Superior estaba al tanto de todo lo ocurrido pero en un principio no se le veía
con ganas de colaborar. Al final, cuando estábamos a punto de rendirnos y
volver al día siguiente, cedió y nos dio
sus llaves.
Alicante 11 de Diciembre del
2014
09:09 a.m
Al
fin teníamos las diez llaves. Aprovechamos para ir al Convento de Santa María
della Scala, donde antes se encontraba el pie izquierdo de la Santa, para
interrogar a la gente. Una avería en uno de los coches
nos retrasó y tuvimos que dejarlo para el día siguiente.
Allí
nos recibieron bastante bien, se notaba un ambiente cómodo y acogedor. Estuvimos
un buen rato esperando al Superior del Convento. Cuando llegó, amablemente nos
llevó hasta donde antes se encontraba la
reliquia. Nos explicó que el día del robo, el tuvo que salir y no regresó hasta
la noche. Estábamos sorprendidos de que estuviera tan calmado. No teníamos mucho más
tiempo así que nos despedimos y fuimos al hotel por nuestras
cosas. Le dijimos al comisario que continuara él con los
interrogatorios y volvimos a España.
Alicante 13 de Diciembre del 2014
8:59 a.m
Una
vez llegados a España, fuimos inmediatamente a comprobar si seguía el cuerpo de
la Santa en el sepulcro. Al abrirlo nos sorprendió un poco lo que vimos, pero
el cuerpo estaba allí. Habría sido dificultoso robar las llaves y haber
alertado a la policía.
Estábamos
en una encrucijada. Teníamos los sospechosos pero no nos hacia gracia tener que
volver a interrogarlos uno por uno. Ya que suponía muchas horas de viaje. El comisario mandó aviso a cada sospechoso con el fin de que se
reunieran en nuestras oficinas de España. Estábamos seguros que entre ellos estaría el ladrón o los ladrones. Pasó una semana hasta que al fin pudimos
reunirlos a todos, excepto al líder de
la secta. Era nuestro primer sospechoso, pero no nos importó ya que teníamos a
la mayoría.
Alicante 20 de Diciembre del 2014
10:00
a.m
Comenzaron
los interrogatorios. Al primero que teníamos en nuestra lista
era el Superior de la Orden de los Carmelitas Descalzos, el cual ya conocíamos
de nuestro viaje a Roma. Después de seis horas sólo teníamos
a la mitad, así que lo dejamos para el día siguiente.
El
Superior de la orden tenía coartada, al igual que el
Director de los Museos Vaticanos y la
Priora del Convento de la Encarnación. Algo se nos escapaba. Pero estábamos tan
cansados que dejamos de pensar en ello. Ya era de noche y los sospechosos se alojaron
en un hotel donde pusimos vigilancia policial. Volví a casa pero no pude pegar
ojo pensando en el caso. Estaba ansioso por ver lo que sucedería mañana.
Alicante
21 de Diciembre del 2014
10:05
a.m
Hoy
ocurrió una cosa curiosa. Al interrogar
a la Priora del Convento de Alba de Tormes, se puso tan nerviosa que lo confesó
todo. Nos contó que todo fue idea del Superior de la Orden de los Carmelitas
Descalzos, pero que no lo hizo con mala intención. Si no no lo hubieran ayudado los demás.
El
mismo acabó al final confesándolo todo. Las habían escondido en la casa del
Director de los Museos Vaticanos. Querían que estuviesen todas las reliquias
juntas para honrar la memoria de la Santa. Hicimos un trato, no pondríamos
cargos si dejaban todo como estaba, cada reliquia en su lugar. Pero les
advertimos que no volvieran a intentar nada parecido, si no esto se convertiría
en un circo mediático.
Así este caso concluyó sin ningún tipo
de problema.
John Jeferson Muenala Álvarez
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